Continuismo y “letra chica” en la política social
Las últimas semanas han estado centradas en el análisis de las propuestas sociales que finalmente están llegando a la discusión parlamentaria...
- T+
- T-
Andrés Sanfuentes
Las últimas semanas han estado centradas en el análisis de las propuestas sociales que finalmente están llegando a la discusión parlamentaria. Transcurrió más de un año, en circunstancias que los equipos Tantauco decían tener todo preparado para echar a andar “la nueva forma de gobernar”; sin embargo, “otra cosa es con guitarra”. Peor aún, las propuestas conocidas denotan un notorio continuismo, hasta el extremo que algunos partidarios han reclamado que parece el quinto gobierno de la Concertación.
El “paquete” social de Piñera tiene tres proyectos principales: Ingreso Etico Familiar (IEF), término del descuento del 7% para la salud de los pensionados y ampliación del post natal a seis meses.
Sus propios partidarios han alertado el sello populista que está marcando al gobierno (derechos sin obligaciones), lo cual lo alejaría de las reformas necesarias para incrementar el crecimiento productivo, además de generar expectativas que inducirían al aumento del gasto social, cuando hay presiones inflacionarias.
La oposición ha puesto el énfasis en que las propuestas de Piñera tienen capacidad publicitaria, pero la “letra chica” finalmente desnuda los escasos beneficios para la población al estar excesivamente focalizados; “mucho ruido y pocas nueces”.
En el Programa Presidencial el IEF tiene tres componentes: Subsidio Unico Familiar, Bono de Capacitación y Subsidio al Trabajo; la suma representaría $250.000 mensuales para una familia de cuatro personas. Hasta ahora sólo se ha propuesto la ampliación del Subsidio Único Familiar, creación de la Concertación, lo que desconcierta cuando el ministro Kast, responsable de la implementación, ha señalado que “sus resultados no han sido los esperados. Diversas evaluaciones han mostrado bajo o nulo impacto en pobreza, sin embargo el programa sigue sin importantes modificaciones”. No basta con cambiarle el nombre (“Asignación Social”) y establecer algunas condiciones adicionales cuyo cumplimiento no es complejo.
Los otros componentes del IEF todavía están en estudio. La nueva forma de gobernar estaba en pañales cuando se inició el gobierno de Piñera.
El descuento del 7% para salud, ha caído en la “letra chica”, pues en el caso del 40% más pobre, con pensiones inferiores a $127.000, hay alrededor de 500.000 pensionados que ya no cotizan, como consecuencia de la reforma provisional. De ahí su bajo costo fiscal y la posibilidad de mejorar el beneficio durante la discusión parlamentaria.
La extensión del post natal es un proyecto complejo y ha generado debates, ya que introduce cambios en la cobertura, que uno de los principales avances; la participación del padre en el cuidado de nacido; los abusos existentes con las licencias médicas; y la duración del fuero maternal, entre las importantes.
Uno de los aspectos más debatibles es si el beneficio es irrenunciable y en qué condiciones, pues está envuelto un complicado tema que incluye desde los eventuales abusos del empleador hasta el desestímulo a la contratación de mujeres.
También se busca atenuar uno de los abusos más aberrantes de los actuales beneficios sociales, el permiso y subsidio por enfermedad grave del hijo menor de un año, práctica generalizada en el país. El Mensaje Presidencial del proyecto señala que en el 57% de los casos corresponde a “reflujo gastroesofágico”, en circunstancias que “la evidencia internacional, sin embargo, nos muestra que la incidencia de esta enfermedad es de sólo un 0,3% de los niños”. Esta situación es más grave ya que es “el subsidio más regresivo que tiene el Estado chileno”.
La complejidad del proyecto obliga a una discusión reflexiva del tema y resulta irresponsable la precipitación mediática con que el gobierno de Piñera presiona por aprobar la iniciativa antes del 21 de mayo.
El Parlamento está para mejorar los proyectos del gobierno, no es una oficina de partes o un poder notarial. Así se hacen leyes permanentes y de calidad y se evita la epidemia de las “leyes cortas”.